En los últimos años, los alimentos sostenibles han cobrado relevancia debido a su impacto positivo tanto en la salud como en el medioambiente. Entre ellos, la soya se destaca por cumplir tres funciones fundamentales: contribuir a la alimentación y nutrición de personas y animales, proteger el planeta e impulsar el progreso, fomentando el desarrollo económico del país.
Desde el punto de vista nutricional, según la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, la soya contiene entre un 35 % y un 40 % de proteína, convirtiéndose en una fuente esencial de nutrientes. Proporciona los nueve aminoácidos esenciales, similares a los de la proteína de origen animal, necesarios para el crecimiento, la reparación de tejidos y el desarrollo muscular. También aporta 18 lípidos, principalmente ácidos grasos insaturados como omega-3 y omega-6, beneficiosos para la salud cardiovascular; además de vitaminas del complejo B (B1, B2, B6, ácido fólico) y minerales como hierro, calcio, fósforo, magnesio, potasio y zinc. Es un alimento apto para el consumo humano y animal.


