Algunos lectores enviaron comentarios sobre mi artículo titulado Ciudad que respira. Uno de mis personajes, el bachiller Abimbaíto, interceptó una comunicación, vía chat, dirigida a mi persona y se enzarzó en un diálogo. Lo transcribo.
– Buenos días, Eduardo, siempre leo tus escritos, muy ponderados y con claridad en la visión y enfoque- teclea un reconocido arquitecto, urbanista y académico.
– Hola afamado arquitecto – interviene el impostor, como si la conversación fuera con él- . Soy Abimbaíto. Tengo a mano por unos minutos el teléfono de mi patrón. Él escribe de todo. Lo salva la circunstancia de contar con asesores como yo.